Hola Francisco. Es un gusto leerte. Además saber que nuestras publicaciones esta semana están relacionadas. Sincronicidad 👀 Gracias por compartir este experimento. No tenía idea sobre él. Hace 4 año vivo en Japón, y aunque es un pais maravilloso en muchos aspectos, es innegable ver como por ese afan de controlar el ambiente, la personalidad o la sociedad se termina causando estres en todas partes. Incluso en los ecosistemas.
Te invito a pasarte por mosukito para seguir discutiendo sobre El control. Nos seguimos leyendo 🏵
Muchas gracias, Luisa. He leído tu último artículo sobre el control y, como dices, está muy alineado con varios de los aprendizajes que extraemos de Biosfera 2. Me interesa mucho esa tensión entre el orden y el caos. Entre nuestras expectativas y la realidad. Creo que nuestra incapacidad de aceptar la incertidumbre es una de las principales causas de frustración hoy en día, tanto a nivel personal como a nivel social.
Qué interesante esta experiencia! Últimamente estoy medio obsesionada con cómo Google Maps nos limitó a la hora de razonar caminos propios para recorrer la ciudad en la que vivimos. Si por casualidad no está el cartel con el nombre de la calle, tengo que sacar el teléfono para ver dónde estoy, cuando antes me sabía los nombres de las calles de mi barrio de memoria.
Siento que era muy bueno el mecanismos de saberse números de teléfono de memoria y formas de ir o volver a los lugares ante cualquier emergencia. Me siento un poco esos árboles que no pudieron desarrollar su fortaleza ante la ausencia del viento.
Gracias por compartir tus experiencias, Mechi. Me pasa lo mismo con la orientación en las ciudades: me sorprendo mirando Google Maps cada dos minutos, en vez de prestar más atención al entorno. Creo que es uno de los grandes retos que nos plantea la tecnología: cómo beneficiarnos de ella sin dejar de ejercitar capacidades que podríamos echar de menos más adelante. Puede haber una delgada línea entre ser su dueño y ser su esclavo.
Que interesante me ha parecido lo del viento en los árboles. En cierta manera, es como nosotros, que un poco de "vendaval "(metafóricamente) nos va bien para hacernos más fuertes
Me alegra que te haya parecido interesante, Van. Creo que es importante no vivir en una burbuja. Tampoco se trata de salir a buscar vendavales sin motivo, pero sí de aceptar que la variabilidad y la incertidumbre forman parte del juego. Y que contamos con las herramientas físicas y mentales para navegarlas.
Yo les estoy muy agradecido por ello. Creo que es fundamental que no se pierda esa inteligencia ancestral.
La verdad es que Séneca iba a aprender poco con este post. Hace 2000 años ya dijo: "Ningún árbol crece fuerte si no lo asaltan continuos vientos. Los árboles más débiles crecen en los valles soleados".
Qué alegría verte por substack, Gabriel. Y muchas gracias por comentar.
Me ha fascinado la historia, parece una película (las fotos son increíbles). Me sorprende mucho que se hiciera este proyecto en los años 90, cuando aún no estaba muy en horizonte la colonización de otros planetas (o al menos no tanto como ahora).
En cuanto a la reflexión que haces es muy interesante... resulta que las "condiciones ideales" no son lo "ideal" para el correcto crecimiento y funcionamiento de la vida. Los seres vivos necesitamos dificultades a las que adaptarnos y superarlas para poder sobrevivir (como se comprobó con los árboles "débiles" por ausencia de viento). Buenísima reflexión y ejemplo el que pones de la hormesis.
Me alegra que te haya gustado la historia. A mí también me sorprende que se llevara a cabo un experimento tan ambicioso, más propio de una película de ficción.
Hay algo poderoso en darnos cuenta de que las condiciones “ideales” a corto plazo no siempre son las mejores a largo. Necesitamos cierta fricción para crecer, física y mentalmente. Lo de los árboles me parece un ejemplo perfecto porque es fácil de visualizar. Como siempre, gracias por leer y comentar.
Recordar Biosphere 2 como metáfora de las adaptaciones, la fragilidad y el confort me parece genial. De niño me cautivaba ese proyecto, esa historia. No sé si era la arquitectura o la parte de “ciencia ficción”… leerlo y ver las imágenes en alguna revista detonaba mucho. ¡Gracias por recordarlo!
Qué pasada este experimento Francisco. Me ha encantado cómo algo tan grande y complejo terminó mostrando que incluso los detalles más pequeños (como el viento) marcan la diferencia.
Es un buen recordatorio de que la comodidad total no siempre es lo mejor para nosotros, ni para los espacios que habitamos.
Mientras lo leía, me estaba acordando de la domótica, que nos promete comodidad absoluta, controlar la luz, la temperatura o la música sin mover un dedo. Pero, ¿hasta qué punto esa hiperautomatización nos está alejando de la conexión real con nuestro entorno? Al eliminar pequeñas acciones cotidianas, también reducimos nuestra interacción física y sensorial con el espacio, y quizá, sin darnos cuenta, estamos creando entornos que favorecen la pasividad más que la adaptación. La tecnología está ahí para facilitarnos la vida, pero perder el contacto directo con el espacio que habitamos puede debilitarnos, como esos árboles que crecen sin viento.
Gracias, Alba. Cuando sustituimos hábitos, acciones y movimiento por tecnologías, lo que parece un avance puede volverse en nuestra contra. La domótica es un buen ejemplo. Creo que lo interesante es aprovechar la tecnología sin depender en exceso de ella: usarla como herramienta, no como un fin en si mismo. Gracias por sumar con tu comentario.
Jamás hubiera pensado en el viento, pero claro! cuando ves la elasticidad de los arboles, sobre todo las palmeras, pues el movimiento les da fuerza interna. La temporada de lluvias en México es así, tormentas de repente con mucho aire y veo los arboles moverse como los seres humanos en una disco, pero más aún. El viento hace limpieza, caen ramas secas, hojas de palmera enormes, mi jardín amanece cubierto de desechos. Y estos esfuerzos humanos en la disco o en Glastonbury (yo, este fin de semana viendo la tele) nos da fuerza también!
Gracias, Rosalind. Gran metáfora esa de los árboles en la disco... Me ha gustado. Como dices, el viento y otros estresores también pueden ser útiles para limpiar y regenerar. Muchas gracias por sumar con tu reflexión.
Siempre me ha encantado la frase: “Storms make trees take deeper roots”.
Este experimento es tan revelador en tantos sentidos, que me apunto de cabeza los dos libros. Como siempre muchísimas gracias por la inspiración, Francisco!
Gracias a ti por compartir esa frase, Cristina. Creo que resume el post a la perfección. Es interesante ver cómo una historia puede conectar con cada persona, despertando recuerdos, ideas o lecturas que la amplifican.
Creo que un poco de incomodidad nos viene bien para ampliar ese rango de confort y no andar todo el día frustrados. Muchas gracias a ti por leer y comentar, Marga.
Es interesante que nuestra idea del progreso y la calidad de vida sea el eliminar progresivamente aquellos factores que incrementan nuestra adaptabilidad como individuos y como sociedad, que nos hacen más cómodos pero más frágiles.
Asumo que es una tensión constante e inevitable entre la comodidad y el estrés, que esos «baños de contraste» son fundamentales incluso para poder apreciar lo que tenemos y no darlo por sentado. No existiría el concepto de «volver al hogar» si no fuera por que hay un exterior del que volver. Como en los videojuegos de supervivencia, el personaje debe salir y exponerse al riesgo para poder sobrevivir y de este modo aprecia verdaderamente cuando consigue volver al refugio, más sabio y con más recursos.
Leyéndote, he recordado una frase que leí hace tiempo y se me quedó grabada, referido al ejercicio físico, algo así como «no existen los malos ejercicios, lo que existen son los cuerpos inadaptados».
¡Gracias por seguir trayendo temas interesantes, Francisco, un abrazo!
Gracias, Iván. Lo de los “baños de contraste” me parece muy potente. Nuestros antepasados estaban acostumbrados a adaptar su comportamiento en función de las condiciones térmicas exteriores: ponerse o quitarse capas de ropa, cambiar de habitación, ajustar la comida y bebida que ingerían o la actividad física que realizaban. Esta mayor conexión con los ciclos de la naturaleza también les obligaba a aceptar un mayor rango de condiciones térmicas (más frío y más calor). No se trata de buscar el sufrimiento, sino de entender que nuestra biología se beneficia de cierta exposición a los estresores naturales.
Me ha parecido muy interesante, no conocía lo de este experimento. Sinceramente, antes de que dijeras lo de los árboles, pensaba que ibas a contar que se habían matado los científicos encerrados allí entre ellos.
Es curioso como las adversidades son útiles, no sólo en el plano físico, como lo que comentas del viento, sino también en el plano mental. Como esto que pasa ahora de que los padres no dejan que sus hijos cometan errores o sufran las consecuencias, obteniendo criaturas que no saben cómo lidiar con la frustración.
No sé si la solución a esto es pasar frío o calor en los edificios para no volvernos blandengues, pero sí que me parece que es una reflexión que merece la pena hacer.
El experimento tiene tantas historias y aprendizajes que me ha costado centrarme solo en una para este post. Como dices, los investigadores también tuvieron sus batallitas internas… el hambre apretaba.
Sobre las adversidades, creo que las necesitamos hasta cierto punto, sobre todo porque nos obligan a desarrollar herramientas para gestionarlas. El tema de la educación es un buen melón en este sentido.
Tampoco creo que tengamos que pasar frío o calor en casa. Pero sí podemos aprender que a veces un jersey basta para evitar encender la calefacción o que un ventilador puede hacer su trabajo sin necesidad de aire acondicionado, por poner dos ejemplos.
Gracias por sumar siempre con tus comentarios, Rafa.
Hola Francisco. Es un gusto leerte. Además saber que nuestras publicaciones esta semana están relacionadas. Sincronicidad 👀 Gracias por compartir este experimento. No tenía idea sobre él. Hace 4 año vivo en Japón, y aunque es un pais maravilloso en muchos aspectos, es innegable ver como por ese afan de controlar el ambiente, la personalidad o la sociedad se termina causando estres en todas partes. Incluso en los ecosistemas.
Te invito a pasarte por mosukito para seguir discutiendo sobre El control. Nos seguimos leyendo 🏵
Muchas gracias, Luisa. He leído tu último artículo sobre el control y, como dices, está muy alineado con varios de los aprendizajes que extraemos de Biosfera 2. Me interesa mucho esa tensión entre el orden y el caos. Entre nuestras expectativas y la realidad. Creo que nuestra incapacidad de aceptar la incertidumbre es una de las principales causas de frustración hoy en día, tanto a nivel personal como a nivel social.
Qué interesante esta experiencia! Últimamente estoy medio obsesionada con cómo Google Maps nos limitó a la hora de razonar caminos propios para recorrer la ciudad en la que vivimos. Si por casualidad no está el cartel con el nombre de la calle, tengo que sacar el teléfono para ver dónde estoy, cuando antes me sabía los nombres de las calles de mi barrio de memoria.
Siento que era muy bueno el mecanismos de saberse números de teléfono de memoria y formas de ir o volver a los lugares ante cualquier emergencia. Me siento un poco esos árboles que no pudieron desarrollar su fortaleza ante la ausencia del viento.
Gracias por compartir tus experiencias, Mechi. Me pasa lo mismo con la orientación en las ciudades: me sorprendo mirando Google Maps cada dos minutos, en vez de prestar más atención al entorno. Creo que es uno de los grandes retos que nos plantea la tecnología: cómo beneficiarnos de ella sin dejar de ejercitar capacidades que podríamos echar de menos más adelante. Puede haber una delgada línea entre ser su dueño y ser su esclavo.
Que interesante me ha parecido lo del viento en los árboles. En cierta manera, es como nosotros, que un poco de "vendaval "(metafóricamente) nos va bien para hacernos más fuertes
Me alegra que te haya parecido interesante, Van. Creo que es importante no vivir en una burbuja. Tampoco se trata de salir a buscar vendavales sin motivo, pero sí de aceptar que la variabilidad y la incertidumbre forman parte del juego. Y que contamos con las herramientas físicas y mentales para navegarlas.
Los influencers de ahora escriben en sus libros lo mismo que nos decían los payeses antes (o el Tao, o los clásicos)
Yo les estoy muy agradecido por ello. Creo que es fundamental que no se pierda esa inteligencia ancestral.
La verdad es que Séneca iba a aprender poco con este post. Hace 2000 años ya dijo: "Ningún árbol crece fuerte si no lo asaltan continuos vientos. Los árboles más débiles crecen en los valles soleados".
Qué alegría verte por substack, Gabriel. Y muchas gracias por comentar.
Me ha fascinado la historia, parece una película (las fotos son increíbles). Me sorprende mucho que se hiciera este proyecto en los años 90, cuando aún no estaba muy en horizonte la colonización de otros planetas (o al menos no tanto como ahora).
En cuanto a la reflexión que haces es muy interesante... resulta que las "condiciones ideales" no son lo "ideal" para el correcto crecimiento y funcionamiento de la vida. Los seres vivos necesitamos dificultades a las que adaptarnos y superarlas para poder sobrevivir (como se comprobó con los árboles "débiles" por ausencia de viento). Buenísima reflexión y ejemplo el que pones de la hormesis.
Me alegra que te haya gustado la historia. A mí también me sorprende que se llevara a cabo un experimento tan ambicioso, más propio de una película de ficción.
Hay algo poderoso en darnos cuenta de que las condiciones “ideales” a corto plazo no siempre son las mejores a largo. Necesitamos cierta fricción para crecer, física y mentalmente. Lo de los árboles me parece un ejemplo perfecto porque es fácil de visualizar. Como siempre, gracias por leer y comentar.
Recordar Biosphere 2 como metáfora de las adaptaciones, la fragilidad y el confort me parece genial. De niño me cautivaba ese proyecto, esa historia. No sé si era la arquitectura o la parte de “ciencia ficción”… leerlo y ver las imágenes en alguna revista detonaba mucho. ¡Gracias por recordarlo!
Qué bueno, Héctor. La verdad es que la historia es fascinante. Me alegra que el texto haya despertado ese recuerdo. ¡Gracias por compartirlo!
Al contrario, gracias a ti!
Qué pasada este experimento Francisco. Me ha encantado cómo algo tan grande y complejo terminó mostrando que incluso los detalles más pequeños (como el viento) marcan la diferencia.
Es un buen recordatorio de que la comodidad total no siempre es lo mejor para nosotros, ni para los espacios que habitamos.
Mientras lo leía, me estaba acordando de la domótica, que nos promete comodidad absoluta, controlar la luz, la temperatura o la música sin mover un dedo. Pero, ¿hasta qué punto esa hiperautomatización nos está alejando de la conexión real con nuestro entorno? Al eliminar pequeñas acciones cotidianas, también reducimos nuestra interacción física y sensorial con el espacio, y quizá, sin darnos cuenta, estamos creando entornos que favorecen la pasividad más que la adaptación. La tecnología está ahí para facilitarnos la vida, pero perder el contacto directo con el espacio que habitamos puede debilitarnos, como esos árboles que crecen sin viento.
Gracias por descubrirme Biosfera 2 :)
Gracias, Alba. Cuando sustituimos hábitos, acciones y movimiento por tecnologías, lo que parece un avance puede volverse en nuestra contra. La domótica es un buen ejemplo. Creo que lo interesante es aprovechar la tecnología sin depender en exceso de ella: usarla como herramienta, no como un fin en si mismo. Gracias por sumar con tu comentario.
Jamás hubiera pensado en el viento, pero claro! cuando ves la elasticidad de los arboles, sobre todo las palmeras, pues el movimiento les da fuerza interna. La temporada de lluvias en México es así, tormentas de repente con mucho aire y veo los arboles moverse como los seres humanos en una disco, pero más aún. El viento hace limpieza, caen ramas secas, hojas de palmera enormes, mi jardín amanece cubierto de desechos. Y estos esfuerzos humanos en la disco o en Glastonbury (yo, este fin de semana viendo la tele) nos da fuerza también!
Me encantó tu texto.
Gracias, Rosalind. Gran metáfora esa de los árboles en la disco... Me ha gustado. Como dices, el viento y otros estresores también pueden ser útiles para limpiar y regenerar. Muchas gracias por sumar con tu reflexión.
Siempre me ha encantado la frase: “Storms make trees take deeper roots”.
Este experimento es tan revelador en tantos sentidos, que me apunto de cabeza los dos libros. Como siempre muchísimas gracias por la inspiración, Francisco!
Gracias a ti por compartir esa frase, Cristina. Creo que resume el post a la perfección. Es interesante ver cómo una historia puede conectar con cada persona, despertando recuerdos, ideas o lecturas que la amplifican.
Nos hemos vuelto medio bobos (o sin medio) con tantas comodidades. Y muy quejicas, también.
Está muy bien eso de ponernos a prueba. Gracias por el recordatorio
Creo que un poco de incomodidad nos viene bien para ampliar ese rango de confort y no andar todo el día frustrados. Muchas gracias a ti por leer y comentar, Marga.
Qué éxito 😃. Lo incluimos en el diario de Substack en español?
Genial. Gracias, David.
Es que este artículo sale un montón en Notas y ha sido muy citado.
Si puedes, copia la url de tu artículo en la zona de comentarios de https://columnas.substack.com/p/el-proximo-cambio-en-la-distribucion para que Nina lo incluya. Si te apetece poner algunas palabras, mejor todavía (las copiaremos y pegaremos en tu reseña).
Si no puedes, dímelo y lo hago yo.
¡Hecho!
Es interesante que nuestra idea del progreso y la calidad de vida sea el eliminar progresivamente aquellos factores que incrementan nuestra adaptabilidad como individuos y como sociedad, que nos hacen más cómodos pero más frágiles.
Asumo que es una tensión constante e inevitable entre la comodidad y el estrés, que esos «baños de contraste» son fundamentales incluso para poder apreciar lo que tenemos y no darlo por sentado. No existiría el concepto de «volver al hogar» si no fuera por que hay un exterior del que volver. Como en los videojuegos de supervivencia, el personaje debe salir y exponerse al riesgo para poder sobrevivir y de este modo aprecia verdaderamente cuando consigue volver al refugio, más sabio y con más recursos.
Leyéndote, he recordado una frase que leí hace tiempo y se me quedó grabada, referido al ejercicio físico, algo así como «no existen los malos ejercicios, lo que existen son los cuerpos inadaptados».
¡Gracias por seguir trayendo temas interesantes, Francisco, un abrazo!
Gracias, Iván. Lo de los “baños de contraste” me parece muy potente. Nuestros antepasados estaban acostumbrados a adaptar su comportamiento en función de las condiciones térmicas exteriores: ponerse o quitarse capas de ropa, cambiar de habitación, ajustar la comida y bebida que ingerían o la actividad física que realizaban. Esta mayor conexión con los ciclos de la naturaleza también les obligaba a aceptar un mayor rango de condiciones térmicas (más frío y más calor). No se trata de buscar el sufrimiento, sino de entender que nuestra biología se beneficia de cierta exposición a los estresores naturales.
Gracias por sumar siempre con tus comentarios.
Me ha parecido muy interesante, no conocía lo de este experimento. Sinceramente, antes de que dijeras lo de los árboles, pensaba que ibas a contar que se habían matado los científicos encerrados allí entre ellos.
Es curioso como las adversidades son útiles, no sólo en el plano físico, como lo que comentas del viento, sino también en el plano mental. Como esto que pasa ahora de que los padres no dejan que sus hijos cometan errores o sufran las consecuencias, obteniendo criaturas que no saben cómo lidiar con la frustración.
No sé si la solución a esto es pasar frío o calor en los edificios para no volvernos blandengues, pero sí que me parece que es una reflexión que merece la pena hacer.
Gracias Francisco.
El experimento tiene tantas historias y aprendizajes que me ha costado centrarme solo en una para este post. Como dices, los investigadores también tuvieron sus batallitas internas… el hambre apretaba.
Sobre las adversidades, creo que las necesitamos hasta cierto punto, sobre todo porque nos obligan a desarrollar herramientas para gestionarlas. El tema de la educación es un buen melón en este sentido.
Tampoco creo que tengamos que pasar frío o calor en casa. Pero sí podemos aprender que a veces un jersey basta para evitar encender la calefacción o que un ventilador puede hacer su trabajo sin necesidad de aire acondicionado, por poner dos ejemplos.
Gracias por sumar siempre con tus comentarios, Rafa.