Brillante, no puedo elegir un solo párrafo para destacar, porque cada uno me parecía reseñable y que era lógica antesala del siguiente.
Maravillosa forma de enlazar el relato con la afición humana a hacernos dependientes de todo aquello que es difícilmente controlable.
Me quedo con esa valiosa conclusión: necesitamos margen de maniobra y adaptabilidad ante la incertidumbre de cuando ocurrirán imprevistos. ¿Qué necesidad hay de hacerse dependiente de herramientas en lugar de utilizarlas a nuestro favor?
Gracias, Isabel. Esa es justo la pregunta clave: cómo podemos usar lo artificial a nuestro favor sin llegar a depender (en exceso) de ello. Me alegra mucho que el texto te haya resonado así.
No sé si conoces la permacultura. Si has indagado en bioconstrucción (diseño de edificios que aprovechan eficientemente todos los recursos) alguna vez quizá has escuchado el término.
La permacultura busca diseñar imitando la naturaleza, porque en efecto en ella la resiliencia, la antifragilidad, es clave. Una de las máximas de la permacultura es que "una sola función importante no la cumple un único elemento". No solo los árboles aportan oxígeno, no solo las abejas polinizan, no solo los hongos descomponen materia orgánica... Muchos elementos del sistema colaboran y se interrelacionan para cumplir todo tipo de funciones, por si una de ellas falla. Y es un sistema que, desde luego, estamos poniendo a prueba con la manera en que explotamos los recursos naturales y vertemos toxicidad al medio. Es gracias precisamente a la resiliencia de la naturaleza que estamos aún vivos.
Debemos volver a la naturaleza para inspirarnos. Y para recuperar la humildad, como tú bien dices 🧡 M.
Muchas gracias, Marta. Me interesa mucho todo lo que comentas. Como dices, en la naturaleza las funciones están interrelacionadas, algo que no encaja bien con esta manía moderna de organizarlo todo en compartimentos estancos.
Un concepto muy relacionado que seguro que conocéis y con el que trabajamos mucho en MASS Design Group es el de «Una sola salud» (One Health). Parte de la idea de que la salud humana, la salud animal y la del entorno están profundamente conectadas, y que no se puede mejorar una sin tener en cuenta las otras. Esa visión holística es la única forma de construir verdadera resiliencia o antifragilidad.
Este artículo me viene genial para algo en lo que estoy trabajando esta semana. Muchas gracias por compartirlo. La separación entre la salud humana y medioambiental resulta de una vision excesivamente cortoplacista. Es como pensar que un pez puede mantenerse sano aunque el agua de su pecera esté cada día más contaminada...
Excelente para mostrar nuestra dependencia de la tecnología, y es cierto, estamos conectados a tal grado que nos enteramos en México el apagón de España en un segundo. Los mensajes de texto volaron a los amigos españoles, es extraordinario la velocidad de la información, como vuela de país a país en un instante.
La naturaleza nos enseña muchas cosas pero yo diría que la mayoría de la gente no tiene ni el tiempo ni el interés para reconocer esta fuente maravillosa de diseño natural.
Saludos desde México donde paso las noches escuchando cantar a las ranas, en espera de las lluvias.
La paradoja es enorme: nos enteramos al instante de un apagón al otro lado del mundo… pero muchas veces no vemos lo que ocurre delante de nuestros ojos. Me encantó tu última frase, suena a poesía. Muchas gracias por comentar, Rosalind.
Interesante reflexión. La verdad es que el apagón me hizo darme cuenta de la fragilidad de nuestra forma de vida. Si bien es cierto que fueron muchas horas, da miedo pensar en como nos hemos hecho dependientes completamente de la tecnología.
Leyéndote todo este tiempo, en el que has hecho hincapié en que debemos diseñar viviendas más inteligentes/naturales/adaptables, me has dado esperanza de que al menos hasta cierto punto episodios como el del apagón podrían vivirse de una manera menos dramática, y no convertirse en una emergencia nacional que a cada hora que pasa se agrava exponencialmente. (¿Es posible?)
PD: Me ha encantado y me ha parecido muy certero el ejemplo de las escaleras y los ascensores.
Creo que esa es la clave: diseñar nuestro entorno de forma que nos beneficiemos de la tecnología sin depender por completo de ella. Me alegra que el ejemplo del ascensor y la escalera te haya resultado útil; creo que resume bien el riesgo de que lo mecánico lo acabe sustituyendo todo.
Como siempre, brillantes reflexiones. Y un cuento perfecto para ilustrarlas.
Es muy fácil entender lo que dices desde la perspectiva que da la edad. Los mayores hemos ido pasando de hábitos basados en lo analógico y natural a rutinas de vida que cuentan necesariamente con la tecnología, pero no se nos ha olvidado lo anterior. Como el anciano que explica que se puede caminar con las piernas sin apoyo.
Es reconfortante que con tu edad reconozcas que si la tecnología deja de ser un complemento puede llegar a exclavizarnos.
Pienso mucho en esto. En cuanto a la vivienda y de otras maneras.
Viviendo en una zona sísmica, por ejemplo, he dudado en deshacerme de mi teléfono fijo, que aún no ha sido digitalizado por la compañía telefónica (afortunadamente, aunque muy pronto la compañía telefónica puede deshacerse de las líneas por completo). Hasta entonces, quiero un respaldo para emergencias si las torres de telefonía móvil fallen o se caen, etc.
El edificio de oficinas de 100 años de antigüedad en el centro se deshizó de los teléfonos fijos y se volvió digital, solo para que los teléfonos se apagaban por completo cada vez que Internet se caía, y en el antiguo edificio se caía con frecuencia. Sin teléfonos y sin Internet significaba faltar a los plazos de la corte y cabrear a los clientes que pensaban que los estábamos ignorando.
Antes de la COVID y la prisa obligatoria por establecer trabajadores que pudieran aprovechar los sistemas de trabajo de forma remota, aquí en el norte de California debido a los incendios forestales que se encienden por líneas eléctricas defectuosas en los fuertes vientos, tuvimos amplios apagones eléctricos en varias ciudades para evitar más incendios forestales. Sin embargo, vivo fuera de una zona de incendios forestales. Podría haber estado trabajando mientras el resto de la oficina estaba en modo apagado.
Para mí, a medida que las empresas se apresuran a retractarse de las políticas de trabajo en casa para los trabajadores, espero que recuerden estos ejemplos de por qué es una buena idea tener opciones.
Otro ejemplo para mí sería confiar en mi bomba de insulina para administrar mi insulina. Si mi bomba de insulina funciona mal o muere, ¿recordaría cómo hacer los cálculos para medicarme de forma segura y precisa? La bomba elimina algo de fatiga de decisión, etc., pero crea confianza en otros lugares. Es un recordatorio de que necesito descargar mi información de salud y las proporciones de dosis a mi ordenador Y a una fuente de papel, así que si algo sale mal, recuerdo qué hacer y cómo hacerlo. También tengo que recordar que mi bomba puede fallar en cualquier momento, por lo que salir de casa sin suministros de respaldo podría significar un viaje al hospital. La tecnología es útil hasta que no lo es.
Esos son solo un par de ejemplos...
Repito mi deseo de que los edificios tengan ventanas abiertas y se construyan para mirar la dirección correcta del sol, que se construyan para acomodar las brisas cruzadas, etc. 🙏
Muchas gracias por compartir todas tus experiencias, Rosemary. Describes con mucha claridad esa tensión constante entre aprovechar los beneficios de la tecnología y no olvidar sus límites. Es un ejercicio que deberíamos hacer más a menudo, tanto a nivel personal como colectivo.
Hace mucho que nos hicimos tecnodependientes. Y el retorno no es posible. La cuestión es si encontramos ese equilibrio que no nos haga acomodarnos demasiado a lo artificial y tener redundancias (por toda la red eléctrica, por cierto, y aún así…). Aunque todo es mejorable, nada es infalible. Pero traes una importante reflexión para cualquier diseño. Gracias.
Estoy de acuerdo, Javier. No creo que el retorno al mundo premoderno sea posible ni tampoco deseable. Como dices, lo importante es encontrar ese equilibrio para aprovechar la tecnología sin acomodarnos o depender de ella en exceso. También asumir que lo impredecible es probable y que el control total es una ilusión. Gracias a ti por leer y por la reflexión.
Hay algo que incomoda mucho del cuento, y es que caminar sin muletas se vuelva motivo de burla. Me parece que ahí está el riesgo real de la dependencia ciega. No solo perdemos habilidades, es que también perdemos la memoria de que eran nuestras.
Es cierto, Ainhoa. Parece que solo hacen falta unas décadas para olvidar las virtudes de muchas de las prácticas y hábitos de generaciones anteriores. Supongo que tampoco ayuda que ese sea, en el fondo, el objetivo de muchas de las tecnologías que nos tienen embobados…
Creo que lo importante es mantener el sentido común, aprovechar el valor añadido que ofrecen esas tecnologías, y evitar entregarles nuestra autonomía.
Está genial Fran, la fábula y la moraleja. Sí, solo nos falta andar en silla de ruedas alegando progreso. Y si está propulsada por energía solar, mejor.
¡Recuperemos el sentido común de nuestros ancestros! Si no lo hacemos, nos extinguiremos -los más sabios e inteligentes- antes de tiempo.
Eso es. Como te he oído decir tantas veces, la intuición y el sentido común deberían ir por delante de la razón y la tecnología. Cada día parece más difícil, pero más necesario también.
Brillante, no puedo elegir un solo párrafo para destacar, porque cada uno me parecía reseñable y que era lógica antesala del siguiente.
Maravillosa forma de enlazar el relato con la afición humana a hacernos dependientes de todo aquello que es difícilmente controlable.
Me quedo con esa valiosa conclusión: necesitamos margen de maniobra y adaptabilidad ante la incertidumbre de cuando ocurrirán imprevistos. ¿Qué necesidad hay de hacerse dependiente de herramientas en lugar de utilizarlas a nuestro favor?
Gracias, Isabel. Esa es justo la pregunta clave: cómo podemos usar lo artificial a nuestro favor sin llegar a depender (en exceso) de ello. Me alegra mucho que el texto te haya resonado así.
No sé si conoces la permacultura. Si has indagado en bioconstrucción (diseño de edificios que aprovechan eficientemente todos los recursos) alguna vez quizá has escuchado el término.
La permacultura busca diseñar imitando la naturaleza, porque en efecto en ella la resiliencia, la antifragilidad, es clave. Una de las máximas de la permacultura es que "una sola función importante no la cumple un único elemento". No solo los árboles aportan oxígeno, no solo las abejas polinizan, no solo los hongos descomponen materia orgánica... Muchos elementos del sistema colaboran y se interrelacionan para cumplir todo tipo de funciones, por si una de ellas falla. Y es un sistema que, desde luego, estamos poniendo a prueba con la manera en que explotamos los recursos naturales y vertemos toxicidad al medio. Es gracias precisamente a la resiliencia de la naturaleza que estamos aún vivos.
Debemos volver a la naturaleza para inspirarnos. Y para recuperar la humildad, como tú bien dices 🧡 M.
Muchas gracias, Marta. Me interesa mucho todo lo que comentas. Como dices, en la naturaleza las funciones están interrelacionadas, algo que no encaja bien con esta manía moderna de organizarlo todo en compartimentos estancos.
Un concepto muy relacionado que seguro que conocéis y con el que trabajamos mucho en MASS Design Group es el de «Una sola salud» (One Health). Parte de la idea de que la salud humana, la salud animal y la del entorno están profundamente conectadas, y que no se puede mejorar una sin tener en cuenta las otras. Esa visión holística es la única forma de construir verdadera resiliencia o antifragilidad.
Gracias de nuevo por un comentario tan oportuno.
No conocía el concepto como tal pero sí la idea, y tiene mucho sentido para mí. Cómo vamos a ser saludables en un planeta enfermo? Es de locos. Justo esta semana ha publicado sobre este tema Charles Eisenstein, uno de nuestros autores de referencia. Te lo dejo por aquí por si te interesa: https://open.substack.com/pub/charleseisenstein/p/seabed-mining-health-mining-and-healthenviro?utm_source=share&utm_medium=android&r=18o4qi
Un abrazo 🤗
Este artículo me viene genial para algo en lo que estoy trabajando esta semana. Muchas gracias por compartirlo. La separación entre la salud humana y medioambiental resulta de una vision excesivamente cortoplacista. Es como pensar que un pez puede mantenerse sano aunque el agua de su pecera esté cada día más contaminada...
Siempre feliz de compartir a Eisenstein 💜🤗
No conocía el cuento pero me encantó.
Excelente para mostrar nuestra dependencia de la tecnología, y es cierto, estamos conectados a tal grado que nos enteramos en México el apagón de España en un segundo. Los mensajes de texto volaron a los amigos españoles, es extraordinario la velocidad de la información, como vuela de país a país en un instante.
La naturaleza nos enseña muchas cosas pero yo diría que la mayoría de la gente no tiene ni el tiempo ni el interés para reconocer esta fuente maravillosa de diseño natural.
Saludos desde México donde paso las noches escuchando cantar a las ranas, en espera de las lluvias.
La paradoja es enorme: nos enteramos al instante de un apagón al otro lado del mundo… pero muchas veces no vemos lo que ocurre delante de nuestros ojos. Me encantó tu última frase, suena a poesía. Muchas gracias por comentar, Rosalind.
Gracias Francisco.
Interesante reflexión. La verdad es que el apagón me hizo darme cuenta de la fragilidad de nuestra forma de vida. Si bien es cierto que fueron muchas horas, da miedo pensar en como nos hemos hecho dependientes completamente de la tecnología.
Leyéndote todo este tiempo, en el que has hecho hincapié en que debemos diseñar viviendas más inteligentes/naturales/adaptables, me has dado esperanza de que al menos hasta cierto punto episodios como el del apagón podrían vivirse de una manera menos dramática, y no convertirse en una emergencia nacional que a cada hora que pasa se agrava exponencialmente. (¿Es posible?)
PD: Me ha encantado y me ha parecido muy certero el ejemplo de las escaleras y los ascensores.
Creo que esa es la clave: diseñar nuestro entorno de forma que nos beneficiemos de la tecnología sin depender por completo de ella. Me alegra que el ejemplo del ascensor y la escalera te haya resultado útil; creo que resume bien el riesgo de que lo mecánico lo acabe sustituyendo todo.
La fábula es maravillosa, y se puede aplicar como un guante al uso que hacemos de algunos avances tecnológicos.
Gracias!
Me alegra que la fábula te haya resonado, Miguel. A veces, un cuento sencillo dice más que mil informes técnicos. Gracias por leer y comentar.
Como siempre, brillantes reflexiones. Y un cuento perfecto para ilustrarlas.
Es muy fácil entender lo que dices desde la perspectiva que da la edad. Los mayores hemos ido pasando de hábitos basados en lo analógico y natural a rutinas de vida que cuentan necesariamente con la tecnología, pero no se nos ha olvidado lo anterior. Como el anciano que explica que se puede caminar con las piernas sin apoyo.
Es reconfortante que con tu edad reconozcas que si la tecnología deja de ser un complemento puede llegar a exclavizarnos.
Creo que tu hermano tiene mucho que ver en esta visión de la tecnología como complemento y no como sustituto... ¡Ya lo conoces! 😃
Pienso mucho en esto. En cuanto a la vivienda y de otras maneras.
Viviendo en una zona sísmica, por ejemplo, he dudado en deshacerme de mi teléfono fijo, que aún no ha sido digitalizado por la compañía telefónica (afortunadamente, aunque muy pronto la compañía telefónica puede deshacerse de las líneas por completo). Hasta entonces, quiero un respaldo para emergencias si las torres de telefonía móvil fallen o se caen, etc.
El edificio de oficinas de 100 años de antigüedad en el centro se deshizó de los teléfonos fijos y se volvió digital, solo para que los teléfonos se apagaban por completo cada vez que Internet se caía, y en el antiguo edificio se caía con frecuencia. Sin teléfonos y sin Internet significaba faltar a los plazos de la corte y cabrear a los clientes que pensaban que los estábamos ignorando.
Antes de la COVID y la prisa obligatoria por establecer trabajadores que pudieran aprovechar los sistemas de trabajo de forma remota, aquí en el norte de California debido a los incendios forestales que se encienden por líneas eléctricas defectuosas en los fuertes vientos, tuvimos amplios apagones eléctricos en varias ciudades para evitar más incendios forestales. Sin embargo, vivo fuera de una zona de incendios forestales. Podría haber estado trabajando mientras el resto de la oficina estaba en modo apagado.
Para mí, a medida que las empresas se apresuran a retractarse de las políticas de trabajo en casa para los trabajadores, espero que recuerden estos ejemplos de por qué es una buena idea tener opciones.
Otro ejemplo para mí sería confiar en mi bomba de insulina para administrar mi insulina. Si mi bomba de insulina funciona mal o muere, ¿recordaría cómo hacer los cálculos para medicarme de forma segura y precisa? La bomba elimina algo de fatiga de decisión, etc., pero crea confianza en otros lugares. Es un recordatorio de que necesito descargar mi información de salud y las proporciones de dosis a mi ordenador Y a una fuente de papel, así que si algo sale mal, recuerdo qué hacer y cómo hacerlo. También tengo que recordar que mi bomba puede fallar en cualquier momento, por lo que salir de casa sin suministros de respaldo podría significar un viaje al hospital. La tecnología es útil hasta que no lo es.
Esos son solo un par de ejemplos...
Repito mi deseo de que los edificios tengan ventanas abiertas y se construyan para mirar la dirección correcta del sol, que se construyan para acomodar las brisas cruzadas, etc. 🙏
Muchas gracias por compartir todas tus experiencias, Rosemary. Describes con mucha claridad esa tensión constante entre aprovechar los beneficios de la tecnología y no olvidar sus límites. Es un ejercicio que deberíamos hacer más a menudo, tanto a nivel personal como colectivo.
Hace mucho que nos hicimos tecnodependientes. Y el retorno no es posible. La cuestión es si encontramos ese equilibrio que no nos haga acomodarnos demasiado a lo artificial y tener redundancias (por toda la red eléctrica, por cierto, y aún así…). Aunque todo es mejorable, nada es infalible. Pero traes una importante reflexión para cualquier diseño. Gracias.
Estoy de acuerdo, Javier. No creo que el retorno al mundo premoderno sea posible ni tampoco deseable. Como dices, lo importante es encontrar ese equilibrio para aprovechar la tecnología sin acomodarnos o depender de ella en exceso. También asumir que lo impredecible es probable y que el control total es una ilusión. Gracias a ti por leer y por la reflexión.
Hay algo que incomoda mucho del cuento, y es que caminar sin muletas se vuelva motivo de burla. Me parece que ahí está el riesgo real de la dependencia ciega. No solo perdemos habilidades, es que también perdemos la memoria de que eran nuestras.
Es cierto, Ainhoa. Parece que solo hacen falta unas décadas para olvidar las virtudes de muchas de las prácticas y hábitos de generaciones anteriores. Supongo que tampoco ayuda que ese sea, en el fondo, el objetivo de muchas de las tecnologías que nos tienen embobados…
Creo que lo importante es mantener el sentido común, aprovechar el valor añadido que ofrecen esas tecnologías, y evitar entregarles nuestra autonomía.
100% de acuerdo.
Lo incluimos en el diario de Substack?
David, tienes el enlace para echar un vistazo? Gracias!
https://columnas.substack.com/p/paquetizar-o-no-paquetizar-substacks/
Encantado, David. Gracias.
Está genial Fran, la fábula y la moraleja. Sí, solo nos falta andar en silla de ruedas alegando progreso. Y si está propulsada por energía solar, mejor.
¡Recuperemos el sentido común de nuestros ancestros! Si no lo hacemos, nos extinguiremos -los más sabios e inteligentes- antes de tiempo.
Eso es. Como te he oído decir tantas veces, la intuición y el sentido común deberían ir por delante de la razón y la tecnología. Cada día parece más difícil, pero más necesario también.